Por experiencia directa sabemos que ahora mismo dentro de ti solo existen dudas a las cuales no sabes como dar respuesta y miedo, mucho miedo.
Los médicos hablan con palabras que te dejan muchos interrogantes, en Google se masca la tragedia y tú entre llantos y «yo puedo», no sabes por donde empezar a reorganizar tu vida…
Agenda apretada de visitas, pruebas médicas, toma de medicamentos a todas horas y mientras tanto los demás siguen con su rutina… aunque, para ti, el tiempo se ha parado.
Sí, porque la vida sigue su curso, aunque te sientas como si te hubieran montado a una montaña rusa, sin tu permiso.
Cada uno de nosotros es diferente, es cierto, pero creo que algo de esto te suena.
¿Entonces por dónde empezar?
¡Tu objetivo ya está claro, lo demuestra el hecho de que estés aquí en búsqueda de soluciones!
El nuestro, en cambio, es ayudarte en este proceso y darte herramientas.
Vayamos a lo práctico, qué aspectos necesitas tener en cuenta ahora mismo de forma prioritaria:
1. Necesitas hacer ejercicio
2. Necesitas cuidar de tu alimentación
3. Necesitas buscar apoyo psicológico-emocional
Abordar la enfermedad de forma integral es la clave y es nuestra recomendación.
En cuanto a la parte de nutrición oncológica y apoyo psicológico contamos con muy buenos profesionales que te pueden ser de ayuda y que son de total confianza (contáctanos para saber más), pero en cuanto al ejercicio físico quisiéramos contarte rápidamente los beneficios que puede aportarte en tu situación, y créenos, ¡son más de los que piensas!
De momento centrémonos en tres puntos clave:
Punto 1. Sabemos que el entrenamiento ayuda al control de peso, previniendo así el sobrepeso y la obesidad (factores de riesgo para padecer cáncer), incluso cuando es la predisposición genética;
Punto 2. Aumenta la masa muscular, fundamental para una eficaz respuesta a las terapias farmacológicas,
Punto 3. Reduce el riesgo de muerte por cualquier causa un 33%, ¡entrenando tan solo 1 vez por semana!
¿Conclusión? Pues la obvia conclusión es que ya podemos contestar a la pregunta del millón con un rotundo SÍ:
Sí, al ejercicio, siempre teniendo presente las características de cada persona y las contraindicaciones o precauciones existentes.
Los beneficios más destacables:
Realizar ejercicio durante la quimioterapia ayudará a mantener y si es posible mejorar los niveles de fuerza, masa muscular y reducirá el porcentaje graso, mejorando así la tolerancia al tratamiento, además de otros beneficios cuáles mantener o incluso mejorar la capacidad cardiorrespiratoria, la sensibilidad a la insulina, prevenir y reducir el avance de la osteoporosis entre otros beneficios.
En definitiva, el ejercicio físico reducirá y/o mejorará los efectos secundarios causados por los principales tratamientos que curan el cáncer.
¡Esperamos que este artículo de nuestro blog te haya sacado de dudas y que te animes a practicar ejercicio!
